No hay nada como escuchar música en formato CD, sonido digital, perfecto, sin ruido, sin distorsión. Es la expresión máxima de calidad y pureza en el sonido, bueno, por lo menos lo fue durante un buen tiempo.
Me pase horas en las vitrinas de la tienda viendo como era un equipo musical con reproductor de cd, me fascinaba la mecánica del dispositivo en donde iba montado el disco: con solo pulsar un botón, sale una bandeja a una velocidad constante, de manera delicada, elegante y sumamente futurista. Mayor fue mi admiración y asombro cuando el vendedor puso un disco aparentemente de cristal, mágico, que parecía un espejo, perfecto, que tomaba unos colores impresionantes con el reflejo de la luz, una maravilla tecnológica que sin duda, era sacada de un cuento de ciencia ficción (al menos eso pensé aquella primera vez que lo vi).
Los que estábamos amontonados en torno a aquel impresionante aparato nos empujábamos para crearnos un lugar de donde poder apreciar tan increíble maravilla moderna. El sonido era cálido, perfecto, potente, nítido, maravilloso, insuperable, y para todo amante de la música, un sueño hecho realidad.
Pensé que tal vez nunca tendría un dispositivo así en el equipo estéreo de mi habitación, en aquel momento era algo totalmente inalcanzable para mi, pensé en lo inmensamente afortunado que seria el tipo que se llevaría aquel futurista aparato al living de su casa.
Durante varios días corrí del colegio a la tienda solo para ver funcionar aquel maravilloso artefacto y después de escuchar esa nitidez y pureza en el sonido me propuse tener mi música en el único medio que estaba a mi alcance y que en ese entonces podría competir de algún modo, con el sonido de un CD: El Cassette de Cromo; de sonido muy superior al cassete normal, de hecho con solo mirarlo te dabas cuenta de que era de una calidad muy superior, no solo en sus materiales o la cinta que era mas oscura y resistente que la común, sino que era evidente la diferencia de sonido.
En esa época, en mi casa teníamos un equipo estéreo superior a los equipos promedio (obviamente sin lector de cd), era por piezas, separado, con un excelente ecualizador de 7 bandas, "Made in Japan" decía en la etiqueta de la parte posterior. Sonaba increíble, tenia buena potencia y ahí los cassettes de cromo me hacían recordar el sonido del cd, sonaban muy bien, con buena nitidez de agudos y potencia en los graves, al menos así sonaba el primer disco que logre traspasar de cd a cromo: The wall, de Pink Floyd.
Los discos sucesivos que logré grabar en cinta de cromo, también alcanzaron una muy buena calidad de sonido, excepto por el disco Album of the Year de los Faith no More (y el ultimo que grabé en cromo), y supongo que fue por el equipo en donde se hizo el traspaso, no era hi-fi de buena gama.
Para traspasar un disco a cassette de cromo, el album en cuestión tenia que cumplir ciertos requisitos, es decir, no cualquier disco tendría el honor de ser traspasado a cassette de cromo, era casi una selección con pinzas, en donde el disco debía ser una pieza de colección de alguna banda de categoría.
Cada vez que lograba pasar un álbum completo a cassete de cromo, mi primera tarea era hacer un listado de los temas del disco con un lápiz de tinta, de esos que usan los arquitectos, cuidando la caligrafía y la correcta escritura del nombre del grupo, álbum y listado de los temas en las caratulas en blanco incluidas en cada cassette. Era todo un rito que yo cumplía de manera minuciosa, que centraba toda mi atención pues el hecho de grabar un cassette de cromo era un proceso que me garantizaba que tendría un buen sonido al menos por un largo tiempo y no debo dejar de mencionar que era bastante complejo por que el proceso de traspaso se iniciaba con la lucha por conseguir el álbum original completo, ojala en cd o en el caso de ser cassette, el disco original debía ser una edición de calidad (en esa época los cassates originales editados en Chile sonaban bastante mal porque estaban grabados en cintas muy malas). Una vez conseguido el álbum original, había que partir a alguna disquería a comprar el, en esa época, codiciado Cassette de Cromo.
El precio de las cintas de cromo obviamente era mucho mas alto que el de las cintas comunes, y solo se encontraban en marcas de elite como TDK, Sony o Maxell, todos fabricados en Japón y de una calidad increíble. Todos tenían en el tramo de cinta en blanco, un indicador de lado A o Lado B, seguido de un tramo de cinta limpia cabezales, y luego venia la cinta grabable. La mayoría eran transparentes, y eso te permitía saber con exactitud en que tramo de la cinta estabas, o si se te estaba acabando. Me acuerdo que tenían unas laminas autoadhesivas para pegarlas en ambos lados del cassette, para anotar por ejemplo, el nombre del disco.
Una vez que ya tenia el cassette de cromo en blanco, tenia que llamar a mi amigo con equipo HI FI doble casete, y pasarle el álbum original y esperar el ciclo de grabado. Y es aquí en donde se producía el hecho mas importante e inolvidable del proceso, pues en el preciso instante en que yo recibía la copia terminada, me encerraba a escribir los tracks y el titulo del álbum, con mi mejor letra, sin errores y en orden, firmandolos ademas con mis iniciales,. sin embargo, y pese a lo complicado o atadoso que me resultaba lograr un cassette de cromo, pude juntar varios álbumes, y aunque yo los he cuidado como hueso santo, misteriosamente han ido desapareciendo de mi pieza con el paso del tiempo.
Ahora estoy repleto de cd's, algunos originales y la mayoría hechos por mi, pero a pesar de lo inmensamente simple que hoy resulta bajar música desde internet y grabarla a un cd virgen, empiezo a extrañar toda esa entretenida dificultad y ansiedad que involucraba el proceso de crear un cassette de cromo, esto porque cada vez que recibía una cinta de cromo grabada, era una especie de alegría, de efervescencia que me hacia dejar de lado cualquier cosa que yo estuviese haciendo en ese instante para dedicarme exclusivamente a terminar la lista de temas y por supuesto, a escuchar mi nueva adquisición completa. Toda esa cadena de eventos me hacia valorar cada cinta, porque cada una de ellas tenia una historia detrás, desde las complicaciones para conseguir el disco original, hasta conseguir a alguien con un equipo de calidad para copiarlo y la interminable espera hasta recibir la ansiada copia terminada; ahora es sumamente aburrido y sencillo: copiar, pegar y grabar con el nero.
4 comentarios:
Hoy, 13 de abril de 2015, aún grabo y conservo intacta mi colección de cassettes hi-fi grabados desde la década del 80 hasta la actualidad. El sonido es extraordinario, y me he convertido en experto en sonido hasta el punto de superar el sonido del cd, hasta con cinta normal bias. Mis equipos son Matsushita de la década del 80 (Technics y National Panasonic), y calibrados con instrumentos especializados y computador -el sonido es más que perfecto al oído y a los instrumentos de calibración como el osciloscopio y el frecuencímetro-. He llegado a este nivel, dado que para mí el cassette no es un formato popular, sino de nivel profesional y de concepción técnica y científica, y donde los parámetros no los determina la moda, la obsolescencia o el comercio, sino los límites teoricos de las leyes de la física puesta en práctica, y al servicio de la artes técnicas.
Me sentí muy identificado con lo que dices, todo ese ritual se ha perdido y la facilidad con que se consigue la música le ha quitado la emoción.
Conservo muchas cintas de cromo, varias tienen mas de 20 años y suenan muy bien.
Aún grabo en cintas los discos que mas me gustan, los traspaso desde Flac. Al regular bien la ecualización, se logran resultados increíbles.
Muchas personas dicen que usar cassettes en la actualidad es de hipsters, obviamente no conocen el tema en profundidad y probablemente sus grabaciones las hacían de forma precaria y con malas cintas, o las reproducían en la radio que había en la cocina.
Cada vez que elijo una cinta para escuchar, me doy un tiempo y la disfruto de principio a fin.
Sobre escribir los temas, también usaba - y uso - un lápiz tinta especial y con la mejor letra, me dispongo a registrar los nombres de los temas.
Recuerdo también haber ido a ver una vitrina que tenía el minicomponente que me gustaba, uno que permitía subir o bajar el nivel de grabación, lo fui a ver durante un año, hasta que me lo regalaron.
Todas estas cosas que parecen ñoñas, tienen algo especial y son parte de la historia de cada uno, marcaron una época donde la espera hacía que las cosas se apreciaran mejor.
Larga vida al cassette!! y ojalá que fabriquen de nuevo cintas de cromo.
En este preciso momento estoy reproduciendo una cinta con un mixtape.
Saludos! muy bueno tu post.
Totalmente de acuerdo. Ecualizados, hasta las cintas tipo 1 suenan mejor que los originales.
Hola, me encanta leer estas reseñas acerca de la calidad del cassette, y estoy totalmente de acuerdo, como todos los comentarios. Al cassette hay que tomarlo en serio. Para mi son una obra de arte que deleita a la vista y al oído. Y también apoyo el comentario acerca de que incluso, un cassette de bias normales. Puede ser grabado de manera excepcional. Me considero un melomano empedernido, cuento con más de dos mil vinilos de colección muy exclusiva, cerca de 1000 cd’s, y cerca de 1000 cassettes de buena calidad grabados todos por mi, con ecualización perfecta. Cuento con 4 decks profesionales y soy muy apasionado de este formato. Los felicito por ese gusto, al que nos sumamos ya muy pero muy pocos. Y también lo digo: Larga vida al cassette!!!! Saludos desde Guadalajara, Mexico.
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